jueves, 5 de mayo de 2016

Lecturas del día, jueves, 5 de mayo. Poema "Estás aquí" de Jacinto López Gorgé. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,1-8):

En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa; eran tejedores de lona. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías.
Como ellos se oponían y respondían con insultos, Pablo se sacudió la ropa y les dijo: «Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los gentiles.»
Se marcho de allí y se fue a casa de Ticio justo, hombre temeroso de Dios, que vivía al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban creían y se bautizaban.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1-2ab.2cd-3ab.3cd-4

R/.
El Señor revela a las naciones su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia
y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,16-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver.»
Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?»
Y se preguntaban: «¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice.»
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.»

Palabra del Señor

Poema:
Estás aquí de Jacinto López Gorgé

Estás aquí. Te siento. Y bien quisiera
tenerte siempre al lado, como ahora.
Pero a veces te busco y no hay aurora
que alumbre tu existir. Te quedas fuera


de mi oración entonces... Si pudiera
tenerte y contemplarte siempre, hora
tras hora sin dudar, con tu sonora
luz junto a mi razón, qué bien me fuera.

Pero a veces no estás. Y no te siento
por más que rozo tu amorosa mano.
No estás aquí, Señor. Yo no te miento.

No te puede mentir quien va temprano,
con las primeras luces, a tu encuentro,
y a veces, oh Señor, te busca en vano.


Breve comentario

Permítaseme una pequeña licencia al comentar el evangelio de hoy. Por supuesto, es un comentario puramente personal, sin el menor ánimo de buscar un acuerdo con mi lectura, ni mucho menos provocar o distorsionar una ajustada interpretación del mismo. Digamos que es un intento de buscarle un sentido para el hombre de nuestro tiempo, más cercano quizá a su sensibilidad. Huelga decir que tal sensibilidad es necesariamente la mía, pues soy de mi tiempo lo quiera o no, aunque sea poco de este mundo, como todo católico que intente seguir a Cristo.

El Señor, en su aparente juego de palabras, habla de su resurrección futura, después de su muerte en la cruz. Los apóstoles, como suele ser normal en ellos, no entienden nada de lo que les anuncia: le verán y no le verán; desaparecerá para volver a aparecer después; una presencia que se ausenta, para presentarse sin estar... Realmente Jesús es un misterio aun vivo y explicándose. Como digo, le quisiera dar otra connotación que, siendo una mirada distinta, creo sigue resultando máximamente respetuosa con el sentido de este pasaje del evangelio: necesitamos la presencia de Jesús en nuestras vidas constantemente, y necesitamos que resucite en nosotros una y otra vez cuando, sin querer y más aún queriendo, dudamos, pecamos, nos cansamos o nos volvemos al mundo para buscar atajos a nuestra sed. Entonces, en efecto, el Señor que estaba con nosotros parece no estar; rezamos, y parece que rezamos a la nada; nos vuelve la ansiedad, la inseguridad, el miedo, los mil agobios de nuestros días, y  Dios, entonces, se diluye en la niebla espiritual más espesa y silenciosa, dejándonos solos e inermes, como si nuestro vínculo con Él fuera más volátil que el viento.

Ese vínculo no es volátil; los volátiles somos nosotros, que, en nuestra fragilidad, vamos y venimos. Dios no titubea en su amor por nosotros, no va y viene, no vacila en función de no sé qué extraño divino egoísmo. Dios es el Fiel por excelencia, el que nunca falla. Es nuestra debilidad la que exige pruebas o satisfacciones que Dios no puede concedernos sin dañarnos, pues nuestra sed alberga heridas que deben ser sanadas de otro modo a como esperamos. Pero estemos seguros de que si perseveramos a pesar o contando con nuestra debilidad (recordemos, se es más fuerte en la debilidad), nuestra tristeza se convertirá, en efecto, siempre en alegría. Que el Señor nos conceda esta fortaleza y aquella alegría.

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