miércoles, 18 de mayo de 2016

Lecturas del día, miércoles, 18 de mayo. Poema "Súplica" de Antonio Oliver Belmás

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,13-17):

Vosotros decís: «Mañana o pasado iremos a esa ciudad y pasaremos allí el año negociando y ganando dinero». Y ni siquiera sabéis qué pasará mañana. Pues, ¿qué es vuestra vida? Una nube que aparece un momento y en seguida desaparece. Debéis decir así: «Si el Señor lo quiere y vivimos, haremos esto o lo otro.» En vez de eso, no paráis de hacer grandes proyectos, fanfarroneando; y toda jactancia de ese estilo es mala cosa. Al fin y al cabo, quien conoce el bien que debe hacer y no lo hace es culpable.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 48,2-3.6-7.8-10.11

R/.
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos


Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres. R/.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas? R/.

Si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate.
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa. R/.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Súplica de Antonio Oliver Belmás
 
¡Oh Dios, cuán infinita es tu piedad! 
Para Ti no hay vencedores ni vencidos, 
no hay naciones ni razas, 
no hay inteligentes ni torpes, 
no hay pobres ni millonarios. 
Tú a todos nos abrazas en la tierra; 
de todos tomas el alma; 
de todos, Señor, sacas flores. 
Yo te pido que me hagas piadoso; 
que mi dolor nada sea junto al dolor de mi prójimo, 
que ni odie ni desprecie. 
Haz que me duelan las carnes con frío, 
las carnes de los que no tienen ropa; 
arráncame de la lujuria, 
de la vanidad y la soberbia. 
Quítame, Dios mío, de la ira 
y de sus terribles hogueras.
Tanto en la vida como en la muerte, 
no me niegues, Señor, el sosiego. 
Dame la paz que enguirnaldan tus ángeles 
bajo el mediopunto del iris. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.