martes, 19 de marzo de 2019

"San José"

San José

Qué papeles reserva al hombre a veces,
este Dios del amor y del misterio.
Yo tardé media vida en ser hijo
de mi padre, y José
fue padre sin un hijo.

Hay misterios circulares en los que cada punto
es el final y el comienzo del siguiente.
Ser hombre es uno de ellos.
Y aunque a Dios le dibujan con tres lados,
en verdad es
la triangulación de un círculo
que borra sus divinas aristas para hacerse
como el hombre en devenir,
fin y principio de su obra.

No se puede ser padre sin haber sido hijo.
Y sólo siendo hijo se es capaz de ser padre.
Mucho tiempo tardé en entenderlo,
sin padre en vida de mi padre,
sin vida en vida de mi vida.

Y siendo estéril el fruto de mi esfuerzo,
sin hijo, sin trabajo, sin éxito,
más huérfano que nunca para el mundo,
soy, por fin, el hijo de mi padre,
y el Padre, mi Hijo también mío.

Sigo muy lejos de la honda
virilidad de la obediencia humilde,
de la profunda fe de un alma que se entrega,
pero entiendo ya a José.
¡Por fin te entiendo...!

19-3-2019

Doiraje.

7 comentarios:

  1. Saint Joseph, by Doiraje. Translated by RockyMarciano

    What roles does this God of love and mystery
    have in store for man sometimes!
    It took me half my life to be a son
    of my father's, and Joseph
    was a father without a son.

    There are circular mysteries where each point
    is the end and the beginning of the next.
    Being a man is one.
    And even though drawings show a three-sided God,
    He truly is
    the triangulating of a circle
    that obliterates its divine edges to become
    like a developing man,
    the beginning and end of his handiwork.

    You cannot be a father if you were not a son.
    And only by being a son can you be a father.
    It took me so long to grasp it;
    without a father, while my father was still alive,
    without a life, while my life was still alive.

    And even though the fruits of my toil are barren,
    with no son, no job, no success,
    more orphan than ever to the world,
    I am --at last-- my father's son,
    and the Father, my Son also mine.

    I am still far away from the profound
    manliness of humble obedience,
    of the deep-rooted faith of a self-giving soul,
    but I already understand Joseph.
    At last I understand you...!

    ---

    Muchas gracias, por el poema, Doiraje. San José y el día del padre se merecían uno.

    No ha resultado fácil traducirlo, y algún verso ha quedado farragoso, pero espero haber trasladado fielmente su significado. Salvo en el último verso de la penúltima estrofa, que no termino de entender.

    Al buscar una canción, he usado la técnica de mirar palabras claves en los títulos de las que tengo guardadas y ha ocurrido algo sorprendente.

    Me topé con una canción que había oído muchas veces y viene en una recopilación de estándares de jazz llamada The Best Blue Note Album in the World... Ever.

    Como tantos otros estándares, primero se compuso y se grabó la versión intrumental, y después se intepretó con distintas letras. Pero, claro, me he acostumbrado a que los comentarios incluyan una canción cuyas palabras tengan relación con el poema y busqué otra. Encontré una, que también he oído mucho y parece caída del cielo. Ahí van ambas:

    Horace Silver - Song for My Father

    ---

    Norah Jones - Painter song

    If I were a painter
    I would paint my reverie
    If that's the only way for you to be with me
    We'd be there together

    Just like we used to be
    Underneath the swirling skies for all to see

    And I'm dreaming of a place
    Where I could see your face
    And I think my brush would take me there
    But only

    If I were a painter
    And could paint a memory
    I'd climb inside the swirling skies to be with you

    And I'm dreaming of a place
    Where I could see your face
    And I think my brush would take me there
    But only

    If I were a painter
    And could paint a memory
    I'd climb inside the swirling skies to be with you
    I'd climb inside the skies to be with you

    Songwriters: J.C. Hopkisn / Lee Alexander
    Painter Song lyrics © Sony/ATV Music Publishing LLC, BMG Rights Management

    ---

    Horace Silver dedica un tema sin palabras a su padre, John Tavares Silver, cuya fotografía aparece en la portada del disco.

    Y Norah Jones canta:

    "Si fuera pintora,
    pintaría mi ensoñación
    si ese es el único modo de que estés conmigo.
    [...]

    Si fuera pintora
    y pudiera pintar un recuerdo,
    treparía hasta los cielos arremolinados para estar contigo"
    .

    Es el día de San José, el hombre fuerte y fiel a quien Dios padre confía a su Hijo hecho hombre y a su Madre, la Virgen Santísima. Dios no ha querido que conservemos una sola palabra de José y que hablen los hechos escuetos recogidos en el Evangelio.

    Considero un regalo del Cielo encontrar hoy el poema y las dos canciones: la de pura música dedicada al padre y la que con palabras lamenta una ausencia.

    Un abrazo muy fuerte, Doiraje.

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    1. I

      Muchas gracias por tus palabras. Sólo por ellas ya merece la pena haber escrito este poema. No cabe mayor satisfacción para mí que me puedan decir que mi esfuerzo sea considerado un regalo del Cielo. Y si quien lo dice, además, es una persona llena de inteligencia y sensibilidad, más si cabe. No sabes cuánto lo agradezco, Rocky. No estoy nada acostumbrado a este trato, a este afecto y a esta nobleza. Muchas gracias.

      Sí, si yo fuera poeta, quisiera recuperar con palabras la figura de mi padre, describir su sonrisa, su fuerza, sus ganas de vivir, y también sus ganas de llorar, su soledad, su lucha, su camino... Aunque este poema te guste, a mí sólo en parte. ¡Ha quedado tanto por decir...! ¡Los silencios son tan clamorosos...! Por lo general, no me quedo muy satisfecho de lo que escribo. En esta ocasión, algo de lo que quería decir lo he podido plasmar un poco, y algo de lo que no era muy consciente, ha aflorado con intensidad. Bueno, digamos que el esfuerzo ha merecido la pena.

      Son muy hermosas las dos composiciones que traes, Rocky. Y muy evocadoras. Los que hemos tenido la experiencia fugaz de la presencia de un padre padecemos de una extraña nostalgia, la de aquella de añorar lo apenas vivido, lo que pasó tan rápido, lo que, podría decirse, huyó de nuestras manos como agua entre los dedos. Esa ausencia nos ha marcado. Y a la ausencia la vamos completando en parte con recuerdos vagos, en parte con ensoñaciones, en parte con lo que nos cuentan de ellos, en parte con lo que en verdad llegamos a hacer nuestro.

      A veces, en tales casos, pensamos que poco nos han aportado, sobre todo porque la huella de su necesidad por su ausencia ha quedado demasiado grande en nuestros corazones. Sin embargo, tenemos de ellos mucho más de lo que pensamos, tanto para lo bueno como para lo malo. Irlo descubriendo es una tarea difícil, pero tal vez sea la más gratificante, aunque indudablemente siempre quedará incompleta.

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    2. y II

      Sobre el verso que no entiendes con claridad (para no entenderlo, en lo que se me alcanza de mi pobre inglés, lo has traducido de forma excelente), decir sólo dos cosas, pues como señalé en otras ocasiones en este mismo blog, la opinión del autor, siendo importante, no es más que una entre otras igualmente válidas. En poesía es crucial la recreación del texto por parte del lector.

      Ese verso se podría decir que es el núcleo o el eje central en torno al cual gira todo el poema. La idea fundamental es la recuperación de la figura del Padre como Dios en mi vida. Ello se hizo a través de la recuperación de la figura de mi padre humano, mi “san José” particular, quien durante casi treinta años permaneció perdido en las tinieblas de mi infancia y juventud. Mi conversión fue un proceso paralelo o simultáneo a este proceso afectivo. Desde el primer momento me di cuenta del clásico error freudiano de considerar la figura de Dios como una mera proyección humana de la figura del padre. Es justo al contrario: es la figura de nuestro padre terrenal una proyección (parcial y limitada, por supuesto) de la figura de Dios Padre. En el verso reflejo de un modo muy condensado este doble proceso. Recuperando a mi padre perdido en mi desarraigo afectivo, alcanzo a ser lo que apenas fui más que biológicamente y sólo de un modo muy alienado afectivamente, y con casi treinta años de retraso (y doce después de su muerte): su hijo. Y de forma concomitante, alcanzando este reconocimiento de mis raíces humanas fundamentales, logro entender la paternidad de José y ya comenzándola a vivir en mí: me reconecto o religo con la virilidad de mi paternidad que llevo en mí como varón y como hijo de mi padre, paternidad incluso del Señor como Hijo que me habita.

      Por supuesto, esta experiencia es infinitamente más débil que en José, como explico en la estrofa siguiente a ese verso, final del poema. No poseo ni remotamente las condiciones que adornaron a José como padre del Señor: su obediencia, su fidelidad, su humildad, su entrega, su fe. Por esto hablo en el poema, aunque con júbilo (el último verso es exclamativo), sólo de entender, que es un verbo un tanto frío o intelectualizante. Mi escasa virilidad, recién adquirida, no da todavía para vivencias más profundas o íntimas, y mucho menos para experiencias en algún grado místicas. Con todo, el verso quedó tal como lo concebí en primer lugar, con toda su fuerza retórica, con todo su énfasis de vida: “y el Padre, mi Hijo también mío.” Cuando lo leí, yo mismo me asusté de su fuerza, en apariencia una afirmación casi sacrílega, e intenté ensayar con modificaciones que suavizaran su contenido, como por ejemplo: “y del Padre, su Hijo también mío.” Pero las rechacé porque le hacía perder la fuerza de lo que quería transmitir y que comienzo a vivir, siquiera sea contadas mis limitaciones.

      Llevaba años queriendo hacer un poema a San José. Y este poema lo recomencé varias veces, concibiéndolo al principio como un soneto. Bueno, ha resultado esto. Probablemente, si sigo madurando espiritualmente un poco más, volveré a su figura en un futuro.

      De todo corazón, recibe un abrazo fortísimo de tu amigo Doiraje, Rocky.

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    3. ...siquiera sea CON TODAS mis limitaciones...

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    4. Querido Doiraje, vas a conseguir sacarme los colores.

      Muchas gracias por las aclaraciones. Si, siempre queda mucho por decir. Si no fuera porque Jesús es el Verbo de Dios hecho carne y nos habla en nuestro lenguaje humano limitadísimo, diríamos que las palabras son incapaces de expresar nada verdaderamente esencial.

      Pero Dios, que no quiso que conservásemos ninguna palabra de San José, tampoco ha permitido que conservermos apenas alguna palabra que pronunció Jesús en la Tierra en su idioma original. No solo la inefable Palabra de Dios puede hablar en pobres vocablos humanos, sino que estos ¡pueden traducirse! Los evangelistas, inspirados por el Espíritu Santo, ya tuvieron que hacerlo. Cuando Jesús, a través del sacerdote, dice "Esto es mi cuerpo", "Este es el cáliz de mi sangre", suena una lengua romance, no arameo, hebreo, latín ni griego. Pero habla el Verbo eterno de Dios y el Omnipotente actúa.

      Gran cosa es emplear la palabra, gran cosa es ser "hombres de voz articulada", como llamaba Homero a los griegos, para distinguirlos de salvajes y de monstruos.

      Un abrazo muy fuerte, Doiraje.

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    5. Es curioso cómo tanto las realidades más sencillas como las más profundas o esenciales suelen ser por definición inefables. Parece obvio que cuando tratamos de arcanos en los que la humanidad lleva enredada siglos y siglos por desvelar su contenido, el lenguaje se tope con grandes dificultades. Pero lo cierto es que el mundo de la pura sensorialidad no lo es menos para su expresión verbal. Intentemos explicar a un ciego de nacimiento qué es el color, cómo describirle siquiera la experiencia de percibir un azul, un verde (obviamente no me refiero a la explicación científica del fenómeno del color). O algo aún más sencillo, sin anomalías sensoriales en nadie, cómo describimos un sabor, un olor. Ningún idioma podría aportar nada más que una mera enumeración de cosas con esas propiedades de color o sabor. Y, todo lo más, hacer un uso poético de estas cualidades inefables al atribuírselas a realidades que carecen de ellas, como el "verde viento" lorquiano, por ejemplo.

      Sin embargo, la realidad de la verdad opera por encima de todas las limitaciones, por muy profundas que sean (verbales, racionales...), o incluso por la ausencia física de lo añorado. El amor humano es una forma participada del Amor de Dios, y así como este último opera por su Palabra y por signos y ritos sacramentales, aquel, por gracia de su naturaleza, puede seguir operando en nuestras vidas. De que Dios me ama, no tengo la menor duda. De que mi padre, a día de hoy, cuarenta años después de su muerte, me ama, tampoco dudo. Esa es la naturaleza maravillosa del amor, que opera siempre, incluso en el reino de la ausencia más palmaria o de su más esencial inefabilidad. Por ello un olor, un paisaje, una sonrisa de alguien, un tono de voz nos puede transportar a mundos en apariencia ausentes u olvidados. Sobre estas vivencias profundas un escritor como Proust basó toda su obra. Y era tan inefable ese mundo perdido que intentaba recuperar que, buscando expresarlo, acabó escribiendo siete gruesos volúmenes de descripciones exhaustivas de cada matiz inefable.

      Un abrazo muy fuerte, Rocky.

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    6. Y a algunos el Señor nos ha reservado el destino de vivir con "poquitos". No importa; a través de esos "restos de realidad", se puede desvelar todo el esplendor de las "muchas" verdad, belleza y bondad de lo que existe, de la acción efectiva del Señor en nuestras vidas. Por ello estoy más cerca de la humildad de José (en lo lejos que aún permanezco de él), porque como él, desposeído de toda grandeza o reconocimiento mundanos ("sin hijo, sin trabajo, sin éxito" -¡y sin conocimientos de carpintería siquiera!-) voy cumpliendo sin saberlo la tarea que me reservó.

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