miércoles, 7 de septiembre de 2016

Lecturas del día, miércoles, 7 de septiembre. Poema "Cómo amar lo imperfecto..." de Roberto Juarroz. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7,25-31):

Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor, sino que doy mí parecer como hombre de fiar que soy, por la misericordia del Señor. Estimo que es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que es un bien vivir así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre? No busques mujer; aunque, si te casas, no haces mal; y, si una soltera se casa, tampoco hace mal. Pero estos tales sufrirán la tribulación de la carne. Yo respeto vuestras razones. Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 44,11-12.14-15.16-17

R/.
Escucha, hija, mira: inclina el oído

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor. R/.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R/.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Cómo amar lo imperfecto..." de Roberto Juarroz
 
¿Cómo amar lo imperfecto,
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?

¿Cómo alcanzar a seguir
en la caída o el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?

Quizá debamos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada. 
 
 
Breve comentario
 
Hay una esperanza para los fracasados de este mundo, entre los que sin pudor y sin ninguna falsa modestia me cuento (casi nada de lo que proyecté o ambicioné he logrado realizar). Y existe porque Cristo quiso fracasar en esta vida terrena para salvarnos, para alzarnos de nosotros mismos, para acompañarnos en nuestro dolor, el cual, gracias a Él, tiene en quien identificarse. En efecto, la suma perfección se hizo imperfecta para asirnos de la mano o del alma y decirnos que no estamos solos. La perfección de este mundo, la misma que crucificó al Señor, está condenada en su satisfacción autocomplaciente que los retiene en una vida chata, sin más perspectivas que los propios éxitos que han construido ¿desde dónde? La perfección de los egos agradecidos, como la de los estómagos, no tiene ningún valor para el Señor. El éxito que sólo nos lleva a nosotros mismos es el mayor fracaso; el fracaso que sólo nos lleva a la amargura, también, pues uno y otro nos encierran en nuestro vacío.
 
Dios se abaja para sacarnos de nuestras miserias de éxitos y fracasos, de egos y vanidades, de envidiosos del relumbrón ajeno y de los hombres "hechos a sí mismos", autosuficientes hasta el punto de no necesitar amar, aunque deseen ser amados o, más bien, admirados. Difícil decirlo con más concisión y precisión que el poeta: 
 
"Quizá debamos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada."
 
Sin quizá: así es. 

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