Lecturas del día, sábado, 9 de septiembre. Poema "Sólo el amor" de José Ángel Valente. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,21-23):

Antes estabais también vosotros alejados de Dios y erais enemigos suyos por la mentalidad que engendraban vuestras malas acciones; ahora, en cambio, gracias a la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios os ha reconciliado para haceros santos, sin mancha y sin reproche en su presencia. La condición es que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. En el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, y yo, Pablo, fui nombrado su ministro.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 53,3-4.6.8

R/. Dios es mi auxilio

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R/.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,1-5):

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?» Jesús les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.» Y añadió: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»

Palabra del Señor

 

Poema:

Sólo el amor de José Ángel Valente

 

Cuando el amor es gesto del amor y queda
vacío un signo solo.
Cuando está el leño en el hogar,
mas no la llama viva.
Cuando es el rito más que el hombre.
Cuando acaso empezamos
a repetir palabras que no pueden
conjurar lo perdido.
 

Cuando tú y yo estamos frente a frente
y una extensión desierta nos separa.
Cuando la noche cae.
Cuando nos damos
desesperadamente a la esperanza
de que solo el amor
abra tus labios a la luz del día.

 

http://antologiapoeticamultimedia.blogspot.com.es/2010/01/solo-el-amor.html 

 

Breve comentario

 

"El Hijo del hombre es señor del sábado", concluye el Señor. El amor de Dios por sus criaturas y el que debemos ofrecerle como respuesta posee un orden, unas leyes o, como diríamos hoy en estos tiempos tan materialistas, una estructura. Pero esas leyes están en función de hacer existir y hacer plena la realidad del amor. No es amor que dos personas se acuesten por una simple atracción, como tampoco lo es que se casen eclesiásticamente por pura conveniencia cuando nada les une o cuando ninguno de los cónyuges tiene fe. Lo que Dios ha dispuesto está ordenado para dar plenitud a nuestra naturaleza. La naturaleza supone un orden, sí, pero también un fin al que tiende y por el que existe. Y éste es amar. Todo precepto que se imponga a su fin, haciendo de los medios fines en sí mismos, es una aberración y el hombre no está obligado a su cumplimiento. Ni que decir tiene que todos aquellos preceptos que tienden a fines que contravienen nuestra naturaleza deben ser expresamente desobedecidos.

Para cumplir con la voluntad de Dios siempre debemos pedir su auxilio, no porque sea de una exigencia insuperable sus requisitos, sino porque el mundo suele marchar en dirección distinta, si no contraria, como ocurre hoy de forma abrumadora. Las tentaciones son muchas, nuestros agotamientos también si sólo nos apoyamos en nuestras propias fuerzas. Contando sólo con ellas, sucumbiremos: el mundo es mucho más fuerte que nosotros, su marea nos hace naufragar, nuestra debilidad se hace señora de nuestra voluntad. Siempre debemos pedirle a Dios que nos sostenga en esa profunda verdad de vivir según lo que somos, según nos hizo y no según el modo como el mundo quiere que seamos. En eso consiste remar mar adentro: en amar la ley de Dios en los actos cotidianos de nuestra vida. No es tan difícil cuando nos dejamos hacer por Él.