sábado, 30 de septiembre de 2017

Lecturas del día, sábado, 30 de septiembre. Poema "El pedregal" de Ángel Crespo. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la profecía de Zacarías (2,5-9.14-15a):

Alcé la vista y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté: «¿Adónde vas?» Me contestó: «A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud.» Entonces se adelantó el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, diciéndole: «Corre a decirle a aquel muchacho: "Por la multitud de hombres y ganado que habrá, Jerusalén será ciudad abierta; yo la rodearé como muralla de fuego y mi gloria estará en medio de ella –oráculo del Señor–."» «Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti –oráculo del Señor–. Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti.»

Palabra de Dios

Salmo

Jr 31,10.11-12ab.13

R/.
El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño.» R/.

«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,43b-45):

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.» Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

Palabra del Señor
 
Poema:
El pedregal de Ángel Crespo 

¿Son alas deshojadas, huesos, tristes
restos de algún naufragio,
trances sin nombre,
tiempo derrumbado,
o no son más que piedras?
Detrás de ellas habrá un paisaje abierto
o soledad tan sólo;
habrá un vuelo, un tumulto acre de plumas,
un fragor de olas contra el casco vivo,
o una muralla, por la que pasean
centinelas y brumas
y el mediodía se alzará lo mismo
que una rama que crece.


O tal vez no.

Me paro junto a este
pedregal: no me atrevo
a dar un paso más
hacia lo que me engaña revelándose.


Breve comentario

El Señor no engaña a nadie. Fascinados los discípulos por sus curaciones milagrosas, por el poder que emana de sus actos y palabras, por su autoridad, Jesús les recuerda que el seguimiento de su voluntad exigirá la cruz, comenzando por la que Él mismo habrá de pasar. No cultiva la vanidad, el ego del líder arrollador, la vana fascinación del que brilla por encima de los demás. Esos no son sus caminos, ni éste nuestro destino. Por supuesto, como nos hubiera ocurrido a cualquiera de nosotros, los discípulos se dejan llevar, no sé si con más ignorancia que arrogancia o al revés, de quien parece dominar todas las realidades que enfrenta. Cuando nos encontramos una realidad gratificante por su belleza, por su poder, o por cualquier otra cualidad que nos satisface, tendemos a atribuirles de forma completamente imaginaria toda una serie de otros rasgos que se nos antojan deben acompañarlo en función de su apariencia. Si nos encontramos con una mujer muy hermosa, solemos pensar que su alma no lo será menos, o a un varón de aspecto francamente viril que también lo será en su interior; de un paisaje muy hermoso, lo agradable que sería vivir allí, sin percibir que su despoblación ya nos indica la dureza de tal experiencia.

Sin embargo, en Jesús siempre hay verdad en todo lo que hace y dice, en su presencia. Es cierto que Él lo puede todo, pero eso no supone que viene a barrer con el mal como lo haría un poderoso militar, un gran héroe de guerra. Les dice a sus discípulos que Él vencerá todos nuestros pecados cargando con ellos, soportándolos, sufriéndolos hasta el extremo de morir, pues su victoria, que será la nuestra si le sabemos seguir, no puede eludir el dolor y la agonía. Un dios omnipotente que actuara desde lejos, desde esa altísima atalaya de su poder infinito, no podría salvarnos de nuestra debilidad, de nuestra muerte: ha de pasar por nuestra miseria, hacerse uno de nosotros para poder rescatarnos de nosotros mismos.

Evidentemente los discípulos no entendieron nada. Es más, parecen que no quieren entender, no les entra en la cabeza, expresión coloquial que utiliza el evangelista. Cuando nos enamoramos de una mujer bellísima, ¿cómo imaginarla una arpía?; cuando ellas se enamoran de un hombre varonil, ¿cómo imaginarlo afeminado?; cuando nos conmueve la belleza de un paraje, ¿cómo pensarlo hostil a nuestra presencia? Dios sabe de nuestra inclinación a dejarse engañar por las apariencias y los brillos vanos, pero no lo permite: siempre nos dirige hacia la verdad, hacia la esencia de toda su realidad. No viene a salvarnos como pensamos humanamente que debe venir el Mesías esperado. El amor verdadero no responde jamás a nuestras fantasías.  

viernes, 29 de septiembre de 2017

Lecturas del día, viernes, 29 de septiembre. Poema "Hablo de ti" de Henrik Nordbrandt

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14):

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 137,1-2a.2b-3.4-5.7c-8

R/.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,47-51):

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?» Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Hablo de ti de Henrik Nordbrandt 

Hablo de ti
 

y me es difícil hacerlo.
Así es que hablo de que hablo de ti

cuando hablo del otoño, de telarañas tan delicadas
como perdidas en los surcos por novias olvidadizas
de las pesadas gotas del rocío bajo el tardío sol vespertino

y más tarde de las largas sombras sobre la explanada
de la tormenta que sacude las copas de los tilos
ya antes de que yo empiece a hablar de las estrellas

y del resplandor de las estrellas en los cristales rajados de la casa
que tintinean cuando ataca la helada de la noche
y todos los sonidos devienen penetrantes, cuando hablo

de todo esto, de todo esto que habla de ti
y de lo que es tan difícil hablar.

Así hablo de ti.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Lecturas del día, miércoles, 27 de septiembre. Poema "Plegaria" de Anna Ajmatova. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de Esdras (9,5-9):

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo: «Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

Palabra de Dios

Salmo

Tb 13,2.3-4.6

R/.
Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R/.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos. R/.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza
y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,1-6):

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Palabra del Señor

Poema:
Plegaria de Anna Ajmatova

Dame años de acerba enfermedad,
fiebre, insomnio, sofocos,
despójame de mi hijo y de mi amigo
y del don misterioso del canto.
Esta es mi plegaria en tu liturgia
tras el tormento de estos días tan largos:
que la nube negra que pesa sobre Rusia
se vuelva nubecilla en el fulgor de tus rayos.

Breve comentario  

¡Qué duro es seguir al Señor sin más instrumento que la fe! Envía a sus apóstoles desnudos, a la intemperie, pertrechados sólo con el Espíritu del Señor que les habita, a un mundo sumamente hostil, implacable en su ignorancia, en su desconfianza y en su desprecio. ¡Qué duro es hoy también salir a las periferias y anunciar la Palabra de Dios a quien nada sabe o nada quiere oír al respecto! Reconozco que mi fe no llega a tanto. Me oculto tras este blog para realizar, siquiera sea de un modo muy pobre y fragmentario, como mi fe, este mandato divino. Y no sé si logro algo. Me vence el miedo y mi debilidad, signos de mi escaso seguimiento al Señor, de mi pobre fe.

Por supuesto, imposible para mí asumir la bellísima y terrible plegaria de la poeta rusa. Incluso pensando que tal vez sólo una enfermedad grave me llevaría a estar más cerca de Dios, siento miedo de que ese sea mi designio. ¡Y aun sabiendo que tal enfermedad sería una puerta para la salvación de mi alma! ¡Tantos nos aferramos a nuestras vanas y pueriles seguridades! ¡Tanto nos apegamos a un mundo que nos hace caer, nos confunde, pero a la vez nos halaga!

Señor, danos la fe necesaria para que podamos ser dignos apóstoles de tu verdad en un mundo que no te conoce, que se aleja de ti cada vez más.  

martes, 26 de septiembre de 2017

Lecturas del día, martes, 26 de septiembre. Poema "Aquella tarde, al decirle..." de Juan Ramón Jiménez


Primera lectura

Lectura del libro de Esdras (6,7-8.12b.14-20):

En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina: «Permitid al gobernador y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo de Dios, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina. La orden es mía, y quiero que se cumpla a la letra. Darío.» De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. El templo se terminó el día tres del mes de Adar, el año sexto del reinado de Darío. Los israelitas, sacerdotes, levitas y resto de los deportados, celebraron con júbilo la dedicación del templo, ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabríos, uno por tribu, como sacrificio expiatorio por todo Israel. El culto del templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clases, como manda la ley de Moisés. Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero; como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes, sus hermanos, y para ellos mismos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.3-4a.4b-5

R/.
Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,19-21):

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.» Él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

Palabra del Señor

Poema:
"Aquella tarde, al decirle..." de Juan Ramón Jiménez

Aquella tarde, al decirle
que me alejaba del pueblo,
me miró triste, muy triste,
vagamente sonriendo.

Me dijo: ¿Por qué te vas?
Le dije: Porque el silencio
de estos valles me amortaja
como si estuviera muerto.

-¿Por qué te vas?- He sentido
que quiere gritar mi pecho,
y en estos valles callados
voy a gritar y no puedo.

Y me dijo: ¿Adónde vas?
Y le dije: A donde el cielo
esté más alto y no brillen
sobre mí tantos luceros.

La pobre hundió su mirada
allá en los valles desiertos
y se quedó muda y triste,
vagamente sonriendo.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Lecturas del día, lunes, 25 de septiembre. Poema "Ve delante, Amable Luz" de John Henry Newman


Primera lectura

Comienzo del libro de Esdras (1,1-6):

El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino: «Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén."» Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/.
El Señor ha estado grande con nosotros

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,16-18):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

Palabra del Señor

Poema:
Ve delante, Amable Luz de John Henry Newman
(Traducción cortesía de 'Rocky Marciano')

Ve delante, Amable Luz, entre las tinieblas que nos rodean,
¡guíame Tú!
Oscura es la noche y estoy lejos de casa,
¡guíame Tú!
Cuida Tú mis pisadas; no pido ver
en la distancia; con un paso me basta.

No siempre he sido así, ni he rogado que Tú
me guiases;
Gozaba eligiendo y viendo mi ruta; pero ahora
¡guíame Tú!
Amaba el día resplandeciente y, pese al temor,
el orgullo dominaba mi arbitrio. ¡No recuerdes los años pasados!

Hasta ahora Tu poder me ha bendecido, seguro que
aún me guiará.
Por el páramo y la ciénaga, sobre la peña y el torrente, hasta
que huya la noche
y, con el alba, sonrían los rostros de esos ángeles
que he amado desde antaño y ¡ahora he perdido!

Entre tanto, por la estrecha senda escabrosa
que Tú mismo has recorrido,
Ve delante, Salvador, guíame a casa vestido con la fe de un niño,
a casa, a mi Dios.
A descansar para siempre tras las contiendas terrenales
en la luz apacible de la vida eterna.


Lead, Kindly Light

Lead, Kindly Light, amidst th'encircling gloom,
Lead Thou me on!
The night is dark, and I am far from home,
Lead Thou me on!
Keep Thou my feet; I do not ask to see
The distant scene; one step enough for me.

I was not ever thus, nor prayed that Thou
Shouldst lead me on;
I loved to choose and see my path; but now
Lead Thou me on!
I loved the garish day, and, spite of fears,
Pride ruled my will. Remember not past years!

So long Thy power hath blest me, sure it still
Will lead me on.
O’er moor and fen, o’er crag and torrent, till
The night is gone,
And with the morn those angel faces smile,
Which I have loved long since, and lost awhile!

Meantime, along the narrow rugged path,
Thyself hast trod,
Lead, Saviour, lead me home in childlike faith,
Home to my God.
To rest forever after earthly strife
In the calm light of everlasting life.

https://www.youtube.com/watch?v=jAKQIexLyzo

domingo, 24 de septiembre de 2017

Lecturas del día, domingo, 24 de septiembre. Poema "Vida" de Dámaso Alonso. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55, 6-9):

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144

R/.
Cerca está el Señor de los que lo invocan

Día tras día, te bendeciré, Dios mío
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,20c-24.27a):

Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo (20,1-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Vida de Dámaso Alonso
 
Entre mis manos cogí
un puñadito de tierra.
Soplaba el viento terrero.
La tierra volvió a la tierra.

Entre tus manos me tienes,
tierra soy.
El viento orea
tus dedos, largos de siglos.

Y el puñadito de arena
-grano a grano, grano a grano-
el gran viento se lo lleva. 
 
 
Breve comentario
 
Esta parábola, para mí bellísima, contiene muchos aspectos de la condición humana y de la divina. Que el hombre está hecho a imagen y semejanza del Creador es una verdad que el mismo Dios nos ha revelado. Tal hecho, sin embargo, no significa en ningún caso que exista entre la criatura y el Creador una unidad de intereses, una misma mirada, una forma similar de entender la realidad. Al contrario, existe una distancia sideral entre los criterios de Dios y los del hombre para enjuiciarla, para establecer lo que es importante y lo que no lo es.

Por un lado, el hombre está a la espera de una llamada para poder ser lo que es, hombre, en plenitud, que en la parábola son los jornaleros que esperan a ser contratados. Es duro sentir que no se puede ser útil, que no hay lugar para la persona en una sociedad, que nadie cuente contigo. La realidad del paro puede llegar a ser muy cruel. En el paralelismo evangélico, es duro no sentirse querido, buscado. La llamada de Dios a los hombres no hay que verla en esta parábola de un modo literal, como el requerimiento de un patrono en busca de trabajadores. La espera aquí hace referencia al amor que nos llama, que nos quiere, y al querernos, nos requiere, que nos hace sentir amados, y en cuanto tal, capaces de rendir el mejor fruto. El emprendedor, como se diría ahora, es el Señor que con su amor nos activa, nos hace trabajar para Él, nos hace hombres.
 
Como en toda relación de amor verdadera, no importa cuándo la llamada se produzca. Ya he dicho muchas veces en estos pequeños comentarios que Dios no cesa de llamarnos en todo momento. En muchas ocasiones no le oímos, bien porque consideramos que no necesitamos de su llamada, porque pensemos que nos bastamos y sobramos para vivir nuestra vida, porque nuestro orgullo, nuestra vanidad o nuestras angustias distorsionan el valor de su llamada, y la consideramos como algo sin valor o amenazante o incomprensible o incluso injusta. En estos casos, tan generalizados, es cuando se revela con rotundidad que los planes de Dios para nosotros no son los nuestros, que su mirada no es la nuestra. Por ello, hay hombres que perciben que Dios los requiere antes o después durante su vida. Unos, responderán ya de niños o adolescentes; otros, entrados ya en la madurez; y otros al final de sus vidas. Lo importante no es tanto el momento en que se percatan de la llamada de Dios, sino su actitud de acudir a la misma. Por desgracia, hay hombres (hoy muchísimos) que jamás responden a aquella, que nunca están a la espera de que aparezca, que la rechazan activamente.
 
La misericordia de Dios es gratuita, infinita, abierta siempre a la respuesta afirmativa de su criatura. Cuando acudimos a su llamada, no le importa cuánto hayamos tardado en acudir, si llegamos a Él en plena vejez o siendo unos críos. Amar es lo importante para el Amor. Para la mirada humana, sin embargo, lo importante se pierde entre la infinidad de circunstancias secundarias (horas trabajadas, rendimiento medible, relación coste-beneficio, etc.). Por supuesto, nuestro modo de enjuiciar la realidad no sólo está teñida por nuestra concepción de lo que es justo, sino por nuestras debilidades: envidias, recelos, desconfianzas, orgullos... Y desde nuestra miope forma de ver, con nuestros criterios pedestres, enjuiciamos la gratuidad de Dios que nos desborda absolutamente.

Para relacionarnos con Dios la humildad es la puerta de entrada necesaria. Humildad para reconocernos que necesitamos de su llamada para llegar a ser lo que somos, para ser productivos como Dios quiere, sentirnos amados por Él para a su vez nosotros ser capaces de amar (de trabajar, en la parábola). Es más, es ésta la condición esencial para poder percibir su llamada y estar en la justa actitud de espera. Y humildad también para aceptar como gracia y, por tanto, como don inmerecido aquello que hayamos recibido del Señor. Da igual que los demás sean más guapos, más altos, más inteligentes que uno; que otros parezcan que en el reparto de dones hayan recibido más: ¿acaso voy a tener envidia de la bondad de Dios? A mí me hubiera gustado nacer en mejores circunstancias, pero doy gracias a Dios por todo lo que me ha concedido, aunque para el juicio de los hombres mi vida haya sido en buena medida un fracaso. Acudí al Señor cuando me enteré, no demasiado pronto ("Señor, tarde te amé"), en medio de una situación muy difícil. Y hoy estoy a la espera más que nunca. No llego a hacer mía la afirmación de san Pablo a los Filipenses por una doble razón: porque no tengo de mi vida una consideración muy alta en términos de utilidad para otros, y porque no estoy nada seguro de que pueda gozar de la gloria del Señor. Intento, eso sí, llevar una vida digna a Sus ojos, cosa de la que tampoco estoy nada seguro de lograr siquiera parcialmente. Por ello, cultivo esa actitud de espera, de escucha, para poderle decir "Sí". Mejor dicho, para que Él me ayude a poder decirle que "Sí".
 
¿Ahora entendéis por qué he elegido el poema de D. Dámaso?  

viernes, 22 de septiembre de 2017

Lecturas del día, viernes, 22 de septiembre. Poema "Compañeros" de Susana March


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,2c-12):

Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar. Si alguno enseña otra cosa distinta, sin atenerse a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que armoniza con la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir atendiendo sólo a las palabras. Esto provoca envidias, polémicas, difamaciones, sospechas maliciosas, controversias propias de personas tocadas de la cabeza, sin el sentido de la verdad, que se han creído que la piedad es un medio de lucro. Es verdad que la piedad es una ganancia, cuando uno se contenta con poco. Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta. En cambio, los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 48

R/.
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos


¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate? R/.

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa. R/.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él. R/.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,1-3):

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Palabra del Señor

Poema:
Compañeros de Susana March

“…Mal vestido y triste,
voy caminando por la calle vieja”.
(Antonio Machado)

Y yo te acompaño. Voy contigo. Hablamos.
No nos separa nada: ni distancia, ni sexos.
Vamos del brazo juntos, caminando
como dos compañeros.
A veces te detienes. Levantas la cabeza.
Miras, sin ver, el cielo.
Y es como una cascada
de luz sobre mis hombros tu silencio.
Sonríes contemplando
la inmensa soledad del campo abierto,
y dices algo hermoso
sobre el río, los álamos, el pueblo…

jueves, 21 de septiembre de 2017

Lecturas del día, jueves, 21 de septiembre. Poema "Amigo" de Pablo Neruda. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-7.11-13):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,2-3.4-5

R/.
A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Amigo de Pablo Neruda 

1
Amigo, llévate lo que tú quieras,
penetra tu mirada en los rincones,
y si así lo deseas yo te doy mi alma entera
con sus blancas avenidas y sus canciones.

2
Amigo —con la tarde haz que se vaya
este inútil y viejo deseo de vencer.


Bebe en mi cántaro si tienes sed.


Amigo —con la tarde haz que se vaya
este deseo mío de que todo rosal
me pertenezca.
                          Amigo,
si tienes hambre, come de mi pan.

3
Todo, amigo, lo he hecho para ti. Todo esto
que sin mirar verás en mi estancia desnuda:
todo esto que se eleva por los muros derechos
—como mi corazón— siempre buscando altura.


Te sonríes —amigo... ¡Qué importa! Nadie sabe
entregar en las manos lo que se esconde adentro,
pero yo te doy mi alma, ánfora de mieles suaves,
y todo te lo doy... Menos aquel recuerdo...


...Que en mi heredad vacía aquel amor perdido,
es una rosa blanca, que se abre en silencio...


Breve comentario

Seguir al Señor supone la entrega más incondicional que existe. Es cierto que nuestro seguimiento siempre será imperfecto por nuestra naturaleza pecadora. Nunca estaremos a la altura de su amor. También es cierto que a cada uno el Señor le exige cosas distintas; no todas las llamadas son iguales. Pero todos nos debemos consagrar a seguirle. Unos serán monjes contemplativos; otros, sacerdotes diocesanos; otros, esposos en matrimonio sacramental; otros desde su soltería y su laicado consagrados a Dios en cuerpo y alma en todas las actividades que realicen en medio del mundo, etc. Los carismas son verdaderamente incontables, pues el Espíritu Santo es a su vez infinito.

Por otra parte, el seguimiento de Cristo siempre debe implicar servicio. Seguirle simplemente porque sabemos de un modo racional que Él es la Verdad o porque nos sentimos amados y nos quedamos en lo gratificante que es esta experiencia, sin trascenderla, sin compartirla, sin que nosotros a su vez, aun de un modo muy imperfecto, nos transformemos en un alter Christus para los demás, es un error aún más grave que no conocerle en absoluto.

La llamada del Señor a Mateo fue irresistible. Una llamada así no es comparable con ninguna otra experiencia humana. Ni siquiera el flechazo amoroso adquiere esta dimensión ni intensidad. Ante algo así Mateo lo dejó todo, y sin saber muy bien por qué: sentir de repente que aquel hombre joven que le llamaba era oscuramente el sentido de su vida, sin comprenderlo, sin saber lo que le iba a suponer seguirle, es uno de los misterios del amor que Dios despierta en los corazones que se abren a Él.

Y como a Mateo el Señor sigue llamando a los hombres y mujeres de todas las épocas, sin importarle que fueran publicanos, prostitutas, reyes o mendigos, despreciados por todos o queridos. Del mismo modo, siguiendo este sencillo modelo de relación humana de amor, hemos de llamar a los alejados para ofrecerles lo que hemos conocido, lo que nos ha sido dado (¡y jamás merecido!). Así, sentí la llamada de Dios por medio de un intermediario. Da igual que aquellos que debieron quererme me quisieran como pudieron o como no quisieron; da igual que aquel amigo que me habló de Cristo lo hiciera cuando en teoría no debería haberlo hecho, pues fue mi terapeuta, que además era psicoanalista (lo primero que nos enseñan en la profesión es a no ser directivos, y menos aún a adoctrinar). En verdad, me habló muy poco del Señor, del que fui descubriendo por mí mismo de forma autodidacta. Me transmitió la presencia de Dios con su afecto limpio, profundo hacia mí. Yo no estaba acostumbrado a que nadie me estimara especialmente. Aquel hombre, de nombre Pedro, sencillamente me amó (por favor, no sean mal pensados, que no fue en absoluto un amor erótico sino agapé). A través del amor de otro sentí que Dios me amaba. Así de sencillo, así de fácil, así de maravilloso y profundo. Esto es también llamada. Ojalá que los demás, o al menos aquellos que se dejen, sientan lo mismo cuando nos ofrezcamos a ellos. Que así sea. 

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Lecturas del día, miércoles, 20 de septiembre. Poema "Accidente" de Vladimir Holan. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3,14-16):

Aunque espero ir a verte pronto, te escribo esto por si me retraso; quiero que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios, es decir, en la asamblea de Dios vivo, columna y base de la verdad. Sin discusión, grande es el misterio que veneramos: Manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, predicado a los paganos, creído en el mundo, llevado a la gloria.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 110,1-2.3-4.5-6

R/.
Grandes son las obras del Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.

Él da alimento, a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Accidente de Vladimir Holan
 
En la niebla, y como si tuviera allí su asiento, hay un bosque de [pinos.
Más descubierto y por lo tanto más cerca
y como a merced de todos, un bosquecillo de hayas.
En lo alto, por encima de bosque y bosquecillo
hay nubes sin pájaros.
Abajo, por el celoso prado
se tambalea un hombre, un hombre alado...
El error se paga.
 
Breve comentario
 
No hay nada que más facilite la aceptación social que ser como todo el mundo, entendiendo por tal la asunción de las creencias, dogmas o prejuicios sociales y culturales vigentes en la comunidad. Si eres como los demás, o al menos lo aparentas, y actúas en correspondencia, no suelen existir mayores problemas. Todos los que, por unas u otras razones, no se hallaban en esa situación, y por lo mismo destacaban para los demás, no han solido tener unas vidas fáciles; con Holan podríamos decir que son un "error" que acaban pagando, y pagando muy caro. El Señor, como a Juan el Bautista, debía parecerle a los judíos cuando menos algo excéntrico, bizarro, anómalo. A medida que Aquel se fue mostrando, el juicio de éstos fue endureciéndose hasta el punto de desearle y provocarle la muerte.

Sin embargo, el error eran los "normales", los judíos que creían interpretar adecuadamente las Escrituras, cuando, en verdad, lo ignoraban todo de ellas. No hay mayor ignorancia que la de aquel que, después de haberlo leído todo, no ha entendido nada. Seguir a Cristo hoy vuelve a ser un profundo "error" para estos tiempos. Volvemos a pagar el accidente de ser hombres deformes, como el alado de Holan, si bien la deformidad está en aquellos que se alejan de la verdad que nos constituye, aunque este alejamiento sea la norma de universal aceptación. El accidente no es lo que rechaza la norma vigente, sino aquello que se aleja de la verdad, con independencia de que a ésta, en tiempos aciagos como los nuestros, no la siga apenas nadie. La aceptación que nos importa no es la de los hombres errados, sino la del Señor que nos sostiene en medio de esta noche. Esas son nuestras alas, escándalo para quienes no las tienen. 

martes, 19 de septiembre de 2017

Lecturas del día, martes, 19 de septiembre. Poema "Cae el sol" de José Hierro. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3,1-13):

Es cierto que aspirar al cargo de obispo es aspirar a una excelente función. Por lo mismo, es preciso que el obispo sea irreprochable, que no se haya casado más que una vez; que sea sensato, prudente, bien educado, digno, hospitalario, hábil para enseñar; no dado al vino ni a la violencia, sino comprensivo, enemigo de pleitos y no ávido de dinero; que sepa gobernar bien su propia casa y educar dignamente a sus hijos. Porque, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios quien no sabe gobernar su propia casa? No debe ser recién convertido, no sea que se llene de soberbia y sea por eso condenado como el demonio. Es necesario que los no creyentes tengan buena opinión de él, para que no caiga en el descrédito ni en las redes del demonio. Los diáconos deben, asimismo, ser respetables y sin doblez, no dados al vino ni a negocios sucios; deben conservar la fe revelada con una conciencia limpia. Que se les ponga a prueba primero y luego, si no hay nada que reprocharles, que ejerzan su oficio de diáconos. Las mujeres deben ser igualmente respetables, no chismosas, juiciosas y fieles en todo. Los diáconos, que sean casados una sola vez y sepan gobernar bien a sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado alcanzarán un puesto honroso y gran autoridad para hablar de la fe que tenemos en Cristo Jesús.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 100

R/.
Danos, Señor, tu bondad y tu justicia

Voy a cantar la bondad y la justicia;
para ti, Señor, tocaré mi música.
Voy a explicar el camino perfecto.
¿Cuándo vendrás a mí? R/.

Quiero proceder en mi casa con recta conciencia.
No quiero ocuparme de asuntos indignos,
aborrezco las acciones criminales. R/.

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
al altanero y al ambicioso
no los soportaré. R/.

Escojo a gente de fiar
para que vivan conmigo;
el que sigue un camino perfecto
será mi servidor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (7,11-17):

En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naín, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre. Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores.» Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: «Joven, yo te lo mando: levántate.» Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre. Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.

Palabra del Señor

Poema:
Cae el sol de José Hierro

Perdóname. No volverá a ocurrir.
Ahora quisiera
meditar, recogerme, olvidar: ser
hoja de olvido y soledad.
Hubiera sido necesario el viento
que esparce las escamas del otoño
con rumor y color.
Hubiera sido necesario el viento.


Hablo con la humildad,
con la desilusión, la gratitud
de quien vivió de la limosna de la vida.
Con la tristeza de quien busca
una pobre verdad en que apoyarse y descansar.
La limosna fue hermosa -seres, sueños, sucesos, amor-,
don gratuito, porque nada merecí.


¡Y la verdad! ¡Y la verdad!
Buscada a golpes, en los seres,
hiriéndolos e hiriéndome;
hurgada en las palabras;
cavada en lo profundo de los hechos
-mínimos, gigantescos, qué más da:
después de todo, nadie sabe
qué es lo pequeño y qué lo enorme;
grande puede llamarse a una cereza
(“hoy se caen solas las cerezas”,
me dijeron un día, y yo sé por qué fue),
pequeño puede ser un monte,
el universo y el amor.


Se me había olvidado algo
que había sucedido.
Algo de lo que yo me arrepentía
o, tal vez, me jactaba.
Algo que debió ser de otra manera.
Algo que era importante
porque pertenecía a mi vida: era mi vida.
(Perdóname si considero importante mi vida:
es todo lo que tengo, lo que tuve;
hace ya mucho tiempo, yo la habría vivido
a oscuras, sin lengua, sin oídos, sin manos,
colgado en el vacío,
sin esperanza.)


Pero se me ha borrado
la historia (la nostalgia)
y no tengo proyectos
para mañana, ni siquiera creo
que exista ese mañana (la esperanza).
Ando por el presente
y no vivo el presente
(la plenitud en el dolor y la alegría).
Parezco un desterrado
que ha olvidado hasta el nombre de su patria,
su situación precisa, los caminos
que conducen a ella.
Perdóname que necesite
averiguar su sitio exacto.


Y cuando sepa dónde la perdí,
quiero ofrecerte mi destierro, lo que vale
tanto como la vida para mí, que es su sentido.
Y entonces, triste, pero firme,
perdóname, te ofreceré una vida
ya sin demonio ni alucinaciones.


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Breve comentario

Es la victoria sobre la muerte la manifestación más clara de la omnipotencia divina. Ella es la clave de bóveda de la fe en Cristo, más aún que la cruz. La cruz sin resurrección no es más que una forma de muerte. Y los cristianos creemos en una religión de vida, de salvación, de plenitud, en un Dios vivo, triunfante. La cruz cobra sentido en la resurrección: es el camino para vencer el último gran obstáculo de nuestro peregrinar en la tierra.

Quisiera resaltar en esta ocasión no tanto la experiencia de la resurrección física o biológica, el devolver la vida a un cadáver, como la multitud de otras muertes de las que el Señor también nos resucita, si tenemos fe en Él y dejamos que opere en nosotros. Hay muchos tipos de muertes posibles, más allá o más acá de la propiamente orgánica: muerte espiritual, muerte moral, muerte de la esperanza, de la ilusión (muchas de estas últimas descritas con denominaciones que todos conocemos: depresión, melancolía, hastío, vacío existencial, acedía...). Este tipo de muertes es tan común y extendido como la biológica, y sus efectos no son menos espectaculares que aquella.

Salir de la muerte moral, espiritual y existencial también exige un previo camino de cruz. En tales casos la cruz es el dolor que provoca el envilecimiento ético en que hemos caído, la soledad, la ausencia de proyecto, de mañana, de motivación... Este tipo de sufrimiento es incluso peor que los más terribles dolores corporales. De hecho, si no se revierte, lleva a la muerte literal de la persona, bien sea de forma activa, provocándosela mediante el suicidio, bien por la somatización o transformación al lenguaje corporal de todo ese sufrimiento espiritual o moral que produce graves y a la postre incurables trastornos orgánicos. Pero una cruz sin Cristo sólo es desesperación y muerte, sinsentido y absurdo, puro nihilismo. Borges escribió, en un famoso poema ("Cristo en la cruz") que colgué hace meses aquí, que no entendía cómo podía ayudarle el sufrimiento de Cristo si él sufría ahora. Nunca me deja de sorprender la estupidez de los muy inteligentes y eruditos. Precisamente saber que Cristo estuvo clavado en la cruz, sin bajarse de ella, sin echar mano de su omnipotencia que hubiera fulminado a sus verdugos y a los que le humillaban, y que estuvo allí por mí, por mis pecados, por mis miserias, dos mil años antes de que yo naciera, es lo que me ayuda a no sentirme absolutamente solo en mi dolor, a saber (saber, sí, pues la fe es una forma de conocer, aunque no lo sea de verificar o comprobar) que mis cruces tienen un sentido y un final, y que ellas sólo son un medio para alcanzar la verdadera plenitud de mi vida. Esto es lo que siente  todo cristiano católico coherente con su fe. Y así lo llevamos sintiendo y sabiendo desde hace dos mil años la humanidad que creyó en Aquél que se dejó matar para salvarnos con aquella muerte, sí, pero también con su resurrección. Borges indudablemente estaba ciego, y no sólo por sus ojos.

En este magnífico poema de Hierro no sabemos con seguridad con quién conversa, si no es tal vez consigo mismo. El poeta retrata una actitud vital de profundo dolor existencial, de vacío, de falta de esperanza, de "destierro" con respecto a su propia vida y a la vida en general. Sin embargo, en medio de esa formidable cruz interior, expresa en los versos finales una lúcida esperanza:

"Y entonces, triste, pero firme,
perdóname, te ofreceré una vida
ya sin demonio ni alucinaciones."


A estas alturas de mi vida no me cuesta nada confesar que me reconozco en el excelente retrato espiritual que Hierro hace de su alma. A mis días, aunque todavía no en la ancianidad, ya va cayendo el sol. Pero no es una noche necesariamente oscura lo que se cierne en mi futuro, sino la extraña luz del que renuncia a los demonios y alucinaciones de un mundo que te hace apegarte a él con proyectos que en verdad no procedían de ti, sino de su seducción. Y esta capacidad de renuncia, que en mi caso vino facilitada por el fracaso para pertenecer a él (mi muy duro ayer y hoy cada vez más querido destierro, que, como al poeta, es el sentido de mi vida, mi vida misma), sólo puede provenir del ejemplo, de la presencia, de la vivencia, del testimonio de vida y amor de Cristo en mi alma.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Lecturas del día, domingo, 17 de septiembre. Poema "Edipo y el enigma" de Jorge Luis Borges

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (27,33–28,9):

Furor y cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.9-10.11-12

R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia


Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (14,7-9):

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-35):

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Edipo y el enigma de Jorge Luis Borges
 
Cuadrúpedo en la aurora, alto en el día
Y con tres pies errando por el vano
Ámbito de la tarde, así veía
La eterna esfinge a su inconstante hermano,

El hombre, y con la tarde un hombre vino
Que descifró aterrado en el espejo
De la monstruosa imagen, el reflejo
De su declinación y su destino.

Somos Edipo y de un eterno modo
La larga y triple bestia somos, todo
Lo que seremos y lo que hemos sido.

Nos aniquilaría ver la ingente
Forma de nuestro ser; piadosamente
Dios nos depara sucesión y olvido.  

sábado, 16 de septiembre de 2017

Lecturas del día, sábado, 16 de septiembre. Poema "Pensábamos: qué pobres somos, no tenemos nada..." de Anna Ajmatova. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,15-17):

Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 112,1-2.3-4.5a.6-7

R/.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre


Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R/.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,43-49):

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina.»

Palabra del Señor

Poema:
"Pensábamos: qué pobres somos, no tenemos nada..." de Anna Ajmatova

Pensábamos: qué pobres somos, no tenemos nada;
pero al ir perdiendo una cosa tras otra
-de modo que cada día se transformaba
en memento, Día de los difuntos-,
comenzamos a componer canciones
sobre la gran generosidad de Dios
y sobre nuestra antigua riqueza.  

Breve comentario

Que del mal sólo nace maldad y del bien bondad parece una idea muy fácil de entender. Y lo es. Pero la maldad como la bondad no son meras realidades conceptuales, categorías del entendimiento, sino que existen encarnadas en personas que son buenas y malas. En este punto, entre la bondad y el que es bueno, y la maldad y el que es malo, se produce un hiato que implica un conocimiento no ya de lo que es bueno y malo, sino de la propia bondad y maldad de quien actúa tales realidades normativas o éticas. Así, puede darse la situación harto común de que existan personas que no conozcan la bondad o maldad que portan en sus actos, intenciones y pensamientos. Pueden existir individuos que posean una muy mala imagen de sí mismos y que, sin embargo, atesoren un corazón noble del cual no son conscientes. Y lo contrario también es bastante común: personas que se conducen de una forma indigna que tienen una alta apreciación de sí mismas.  

Toda persona, y cómo no toda persona católica, debe conocerse. Todos debemos saber quiénes somos, cuáles son nuestras motivaciones principales en la vida, nuestras capacidades, los dones recibidos, y también las heridas sufridas, nuestras limitaciones, tendencias e intereses. El criterio del Señor para lograr este sano conocimiento de sí resulta bastante infalible. Se puede resumir en este viejo adagio: "por sus obras los conoceréis". Aunque la maldad puede ocultar de forma artera su condición bajo acciones aparentemente buenas, que lo serían si no subyaciera en ellas la maldad que ocultan y que las preside y motiva, es incuestionable que el buen corazón produce bondad y el malo maldad. También es incuestionable que en este mundo no hay nada totalmente blanco ni totalmente negro; de lo contrario, no todos seríamos pecadores (y lo somos), y habría almas a las que les sería metafísicamente imposible lograr la salvación de Dios (negarse a Dios es un acto de la libertad humana, nunca un imperativo o un a priori insuperable: en el catolicismo no existe la predestinación a la condenación). Así las cosas, se puede dar la circunstancia, y es una realidad muy frecuente, que no sabiendo quiénes somos, desconozcamos la naturaleza de nuestro corazón.

El Señor no sólo nos provee de los criterios de discernimiento personal, sino también del camino para alcanzarlo. Su amor por cada criatura puede expresarse de infinitos modos, muchos de los cuales nos resultan paradójicos para la mirada humana. Ese conocimiento de sí, necesario para conocer la presencia de Dios en nuestras vidas, no siempre resulta de un camino de éxito, fortuna o dicha en el sentido mundano. Que el camino de seguimiento del Señor es un camino de cruz es una realidad incontrovertible. Pero en la medida en que con su gracia lo vamos recorriendo la dicha surge de un modo sorprendente e, insisto, paradójico.

Anna Ajmatova lo expresa de forma muy concisa y muy plena en el poema elegido. La vida de esta gran poeta rusa fue un verdadero camino de cruz, como el de tantos otros escritores compatriotas en los años terribles del estalinismo más feroz. Es en el dolor, en la desposesión, en las injusticias encadenadas, en la alienación más inmisericorde, donde la persona, con la ayuda del Señor, conoce la cualidad de su corazón, el suyo, el de la criatura, y el Corazón del Señor, su amor por nosotros. El sufrimiento sin su gracia, y más en la abrumadora medida que provocaba la dictadura comunista, se torna aniquilador e insoportable (¡cuántos nobles corazones no pudieron resistirlo, ni pueden hoy en otras circunstancias, tal vez no menos graves, en tantos otros lugares!). Y cuando se conoce la bondad de Dios nuestro corazón se llena de su bondad, y es capaz de obedecer y cumplir su voluntad aun en las condiciones más penosas de vida, que por su amor son ya pura dicha. Entonces, sí, el corazón de la criatura es capaz de toda la bondad que atesora, porque es consciente de su origen, porque se sabe habitado por un amor que le precede y que sólo le pertenece como en préstamo. Nada hace más fuerte al hombre que la experiencia del amor de Dios. Ya pueden soplar huracanes, desbordarse ríos, o caer lluvias torrenciales que la casa de nuestra alma no se perderá. 

viernes, 15 de septiembre de 2017

Lecturas del día, viernes, 15 de septiembre, Nuestra Señora de los Dolores. Poemas "Hacia qué cielo, niño..." y "Ven a mí que vas herido..." de Concha Méndez


Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (5,7-9):

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 30,2-3a.3b-4.5-6.15-16.20

R/.
Sálvame, Señor, por tu misericordia

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí. R/.

Ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (19,25-27):

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor

Poemas:
"Hacia qué cielo, niño..." de Concha Méndez

¿Hacia qué cielo, niño,
pasaste por mi sombra
dejando en mis entrañas
en dolor, el recuerdo? 
No vieron luz tus ojos.
Yo sí te vi en mi sueño
a luz de cien auroras.
Yo sí te vi sin verte.
Tú, sangre de mi sangre,
centro de mi universo,
llenando con tu ausencia
mil horas desiguales.
Y después, tu partida
sin caricia posible 
de tu mano chiquita,
sin conocer siquiera
la sonrisa del ángel.
¡Qué vacío dejaste,
al partir, en mis manos!
¡Qué silencio en mi sangre!
Ahora esa voz, que viene
del más allá, me llama
más imperiosamente
porque estás tú, mi niño.

"Ven a mí que vas herido..." de Concha Méndez

Ven a mí que vas herido
que en este lecho de sueños
podrás descansar conmigo.

Ven, que ya es la media noche
y no hay reloj del olvido
que sus campanadas vierta
en mi pecho dolorido.   

jueves, 14 de septiembre de 2017

Lecturas del día, jueves, 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz. Poema "A Jesucristo" de Guillermo Valencia


Primera lectura

Lectura del libro de los Números (21,4b-9):

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.» El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.» Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.» Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 77,1-2.34-35.36-37.38

R/.
No olvidéis las acciones del Señor

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.

Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.

Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.

Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor

Poema:
A Jesucristo de Guillermo Valencia

Colgado estás del áspero madero
cual lábaro de paz en las alturas
dislocadas las finas coyunturas,
pidiendo amor con grito lastimero.


¡Veinte siglos así! Y hasta el postrero
sol que ilumine ignotas desventuras,
remachadas las férreas ligaduras
te ofrecerás al universo entero.


Plúgote así para que el hombre insano
torne al bien; sus oráculos inciertos
deje, y no tema tu cautiva mano;


para que por ciudades y desiertos,
hallarte pueda el pecador humano
con amorosos brazos siempre abiertos.
 

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Lecturas del día, miércoles, 13 de septiembre. Poema "Cuántas flores mueren en el bosque..." (poema 404) de Emily Dickinson

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-11):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Eso es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes. Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora, en cambio, deshaceos de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,2-3.10-11.12-13ab

R/.
El Señor es bueno con todos

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Cuántas flores mueren en el bosque..." (poema 404) de Emily Dickinson 

¡Cuántas flores mueren en el bosque
O se marchitan en la colina
Sin el privilegio de saber
Que son hermosas!

¡Cuántas entregan su anónima semilla
A una brisa cualquiera,
Ignorantes del cargamento escarlata
Que a otros ojos lleva!

"How many Flowers fail in Wood..."
How many Flowers fail in Wood --
Or perish from the Hill --
Without the privilege to know
That they are Beautiful --

How many cast a nameless Pod
Upon the nearest Breeze --
Unconscious of the Scarlet Freight --
It bear to Other Eyes --

martes, 12 de septiembre de 2017

Lecturas del día, martes, 12 de septiembre, del Dulce Nombre de María. Poema "Soneto del Dulce Nombre" de Francisco Luis Bernárdez

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 6-15

Hermanos: Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded unidos a él, arraigados en él; dejaos construir y afianzar en la fe que os enseñaron, y rebosad agradecimiento. Cuidado con que haya alguno que os capture con esa teoría que es una insulsa patraña forjada y transmitida por hombres, fundada en los elementos del mundo y no en Cristo. Porque es en Cristo en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud. Por él fuisteis también circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo

Palabra de Dios.

Salmo

Sal 144, 1-2. 8-9. 10-11

R/.
El Señor es bueno con todos.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; 
bendeciré tu nombre por siempre jamás. 
Día tras día, te bendeciré 
y alabaré tu nombre por siempre jamás.. R/.

El Señor es clemente y misericordioso, 
lento a la cólera y rico en piedad; 
el Señor es bueno con todos, 
es cariñoso con todas sus criaturas R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, 
que te bendigan tus fieles; 
que proclamen la gloria de tu reinado, 
que hablen de tus hazañasR/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según San Lucas (6, 12-19):

Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor
 
Poema:
Soneto del Dulce Nombre de Francisco Luis Bernárdez
 
Si el mar que por el mundo se derrama
tuviera tanto amor como agua fría,
se llamaría, por amor, María,
y no tan solo mar, como se llama.


Si la llama que el viento desparrama,
por amor se quemara noche y día,
esta llama de amor se llamaría
María, simplemente, en vez de llama.


Pero ni el mar de amor inundaría
con sus aguas eternas otra cosa
que los ojos del ser que sufre y ama,


ni la llama de amor abrasaría,
con su energía misericordiosa,
sino al alma que llora cuando llama.

 

domingo, 10 de septiembre de 2017

Lecturas del día, domingo, 10 de septiembre. Poema "Canción de la buena gente" de Bertolt Brecht

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (33,7-9):

Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 94,1-2.6-7.8-9

R/.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»


Venid, aclamemos al Señor,
demos vitores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):

A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Canción de la buena gente de Bertolt Brecht
 
 "El que no sabe es un imbécil. El que sabe y calla es un criminal."
(Bertolt Brecht)
 
A la buena gente se la conoce
en que resulta mejor
cuando se la conoce. La buena gente
invita a mejorarla, porque
¿qué es lo que a uno le hace sensato?
Escuchar y que le digan algo.
 

Pero, al mismo tiempo,
mejoran al que los mira y a quien
miran. No sólo porque nos ayudan
a buscar comida y claridad, sino,
más aún,
nos son útiles porque sabemos
que viven y transforman el mundo.


Cuando se acude a ellos,
siempre se les encuentra.
Se acuerdan de la cara que tenían
cuando les vimos por última vez.
Por mucho que hayan cambiado
-pues ellos son los que más cambian-
aún resultan más reconocibles.


Son como una casa que ayudamos a construir.
No nos obligan a vivir en ella,
y en ocasiones no nos lo permiten.
Por poco que seamos, siempre podemos ir a ellos,
pero tenemos que elegir lo que llevemos.


Saben explicar el porqué de sus regalos,
y si después los ven arrinconados, se ríen.
Y responden hasta en esto: en que,
si nos abandonamos,
les abandonamos.


Cometen errores y reímos,
pues si ponen una piedra en lugar equivocado,
vemos, al mirarla,
el lugar verdadero.
Nuestro interés se ganan cada día,
lo mismo que se ganan su pan de cada día.
Se interesan por algo
que está fuera de ellos.


La buena gente nos preocupa.
Parece que no pueden realizar nada solos,
proponen soluciones que exigen aún tareas.
En momentos difíciles de barcos naufragando
de pronto descubrimos fija en nosotros
su mirada inmensa.
Aunque tal como somos no les gustamos,
están de acuerdo, sin embargo,
con nosotros.


Lied über die guten Leute

1
Die guten Leute erkennt man daran
Daß sie besser werden
Wenn man sie erkennt. Die guten Leute
Laden ein, sie zu verbessern, denn
Wovon wird einer klüger? Indem er zuhört
Und indem man ihm etwas sagt.
2
Gleichzeitig aber
Verbessern sie den, der sie ansieht und den
Sie ansehen. Nicht indem sie einem helfen
Zu Futterplätzen oder Klarheit, sondern mehr noch dadurch
Daß wir wissen, diese leben und
Verändern die Welt, nützen sie uns.
3
Wenn man zu ihnen hinkommt, sind sie da.
Sie erinnern sich ihres eigenen
Alten Gesichts bei dem letzten Treffen.
Wie immer sie sich verändert haben –
Denn gerade sie ändern sich –
Sie sind höchstens kenntlich geworden.
4
Sie sind wie ein Haus, an dem wir mitgebaut haben
Sie zwingen uns nicht, darin zu wohnen
Manchmal erlauben sie es nicht.
Wir können jederzeit zu ihnen kommen in unserer kleinsten Größe, aber
Was wir mitbringen, müssen wir aussuchen.
5
Für ihre Geschenke wissen sie Gründe anzugeben
Sie weggeworfen wiederfindend, lachen sie.
Aber auch darin sind sie verläßlich, daß wir
Uns selber verlassend auch
Sie verlassen.
6
Wenn sie Fehler machen, lachen wir:
Denn wenn sie einen Stein an die falsche Stelle legen
Sehen wir, sie betrachtend
Die richtige Stelle.
Sie verdienen jeden Tag unser Interesse, wie sie sich
Ihr Brot verdienen jeden Tag.
Sie sind an etwas interessiert
Was außer ihnen liegt.
7
Die guten Leute beschäftigen uns
Sie scheinen allein nichts fertigbringen zu können
Alle ihre Lösungen enthalten noch Aufgaben.
In den gefährlichen Augenblicken auf untergehenden Schiffen
Sehen wir plötzlich ihr Aug groß auf uns ruhen.
Wiewohl wir ihnen nicht recht sind, wie wir sind
Sind sie doch einverstanden mit uns.